advertencia preliminar: si alguien piensa que es la falta de visita lo que motiva este post, no está equivocado.
como forma de evasión, ponía canales con programas de cocina.
a la décima vez que lo veía a donato hacer la misma pasta, aunque no había logrado memorizar si la sal se la pongo al agua hirviendo o antes el hervor, ya me estresaba la repetición.
empiezo el zapping nocturno, y me encuentro con una seudo centroamericana (vale decir, argentina que quiere hacer de cuenta que habla español neutro y le sale medio gangoso), conduciendo un programa del (o de, no sé cómo se dice) tantra y algo de cosas cósmicas.
a los dos segundos, y en vistas de las invitadas/conferencistas -cuya sensualidad rozaba a la de dos ballenas al borde de aparearse-, lo cósmico mutaba a cómico.
de telón de fondo, una pareja haciendo diversas posiciones del kamasutra, que a esa altura también parecían dos gimnastas mal entrenados y poniendo menos ganas que haciendo la vertical contra la pared recién pintada del vecino.
pero si lo hasta aquí ya me había sacado de la agonía nocturna, lo coronó el cocinero -si el progama también lo tenía-, que a modo de frutilla de torta, coronó el multifacético "unitario" con unas "bruschettas tántricas" (era el título de la receta).
sí las que hasta ese momento yo pedía como caprese (tomate, albahaca, oliva extra virgen, aceitunas negras) me habían gustado, empezaron desde entonces a provocarme rechazo.
el cocinero (que se autotitulaba gurmé), con una barba de cuatro días mal llevada (no al estilo descontracté cuidado, sino a la que te criaste) y un pelo que daba cuenta de varios sin ser tocado por ningún champú, fue poniendo voz de: vení que te rompo toda.
los ojos a medio abrir (pero poné las altas que no viene nadie de frente), culmina tirando unos pedazos de queso cremoso encima (insistiendo que era de bufala).
--------------------------------------------------------------------------------
estaba almorzando y criticando el mal gusto de un negocio que arruinaba la vista del restaurante. antes no era nada del otro mundo, pero ahora habían puesto de todo lo que se ocurriera sobre baños.
de todo y amontonado: en un estilo: pongo todo ahora o nunca.
ese debe haber sido el lema del director de vidriera devenido en decorador.
estaba a punto de pedirme una ensalada caprese (ya a las bruschettas les tomé idea, porque se me mezcla todo), cuando veo que desde ese local una cortina tenía unos dibujitos extraños.
qué tiene dije? (tengo que usar anteojos de una vez por todas).
quise sacarle una foto, pero no se lograba ver bien la imagen.
bueno, es esa que tienen ahi y que bajé de internet (para algo sirve además de obtener pornografía rápida y a bajo costo), y que la llaman cortina kamasutra.
obviamente, todo lo que sea caprese, ya no lo quiero, porque me tienta.
no sé si de risa o de ganas, pero me tienta.
y no es la ni la hora ni la situación.
buenas tardes, continúo trabajando, sin kamasutra.
verlo, cuando mira (imagino que me mira), cuando mueve las piernas, se endereza, baja su cabeza.
cientos de veces pasa "la mer" y espero que saque sus lentes negros.
vuelva a caminar en medialuna.
sus manos...
su boca.
palpito con méxico.
es serpiente que apresa a la víctima que lo espía.
miguel, si tuviera un hijo varón, le pondría tu nombre, y que me tiren al mundo encima: aprenderé a torearlo.
cómo te explico?
1. f. Malestar físico vago.
2. f. picazón (molestia que causa un picor).
3. f. Disgusto, pesadumbre, inquietud interior.
4. f. Desabrimiento, insipidez, falta de sabor y gusto.
5. f. Falta de sazón y tempero en las tierras que se cultivan.
así pretende hacerlo la Real Academia Española, y reserva sus derechos contra los cuales no quiero atentar ni apresar, porque no me cabe ninguna de las acepciones.
------------------------------------------------------------------------------------
1. entre el pecho y el estómago.
vacío, vacuidad, los latidos que se esparcen y parecen acelerar el pulso.
la vida afuera parece una fiesta, adentro, de rodillas, frente a un confesionario sin confesor.
2. se me antoja sacarme de encima con alcohol el escozor.
alcohol medicinal, alcohol puro que corra directo a la herida, entre y arda.
3. he caído libremente con genoveva en la hall de entrada, desde el primer escalón hasta la puerta de hierro, tan francesa, y tan pesada.
de lleno sobre el piso, inmovilizada mirando los ojos de mi hija, que demoró menos en levantarse que lo que canta el gallo al madrugar.
yo no podía. me apesadumbraba el dolor, el físico, el miedo, la fantasía, la realidad.
4. la desazón tiene gusto. no todo sabe a miel, y ella con ésta no tiene contacto.
también está encendida, quemando.
y el sabor de la desazón, es como el del primer cigarrillo, amargo, amarguísimo, pero finalmente, sucumbimos, y se nos hace vicio ser "desazonados".
pero puede haber unos kinotos en almibar que cambien por un instante ese sabor que recorre de la lengua al estómago.
los que cocinó pepe fueron la delicia que rompió la racha.
5. las tierras previo al cultivo.
a la tierra hay que retocarla, como se reconoce el cuerpo.
sin miedos.
que si se pega demasiado, será arcillosa: fallará el drenaje y eso terminará con las raíces incipientes.
mezclar con tierra fértil y algo de pinocha o resaca, depende de lo que plantaremos.
hay que trabajarla.
el laboreo sobre la tierra le da sazón.
y a mi me saca la de.
----------------------------------------------------------------------------------
sobre el mar azul se aleja un barquito que no está hecho con cáscara de nuez.
quisiera navegar sin temor.
odiseo se ha retirado al escritorio.
no tolera las reuniones multitudinarias, tanto humo, las carcajadas desenfrenadas.
se ha sentado al piano y repasa sobre las teclas frías, aún.
el alma se le desgrana por los dedos.
Eu sei que vou te amar
por toda a minha vida eu vou te amar
em cada despedida eu vou te amar
deseperadamente
eu sei que vou te amar
E cada verso meu será
pra te dizer
que eu sei que vou te amar
por toda a minha vida
alguien toca su hombro y anuncia: malena ha llegado.
veinte años le ruedan en la memoria.
de ausencia.
de silencio (el de él).
de cartas incontestadas (que envió ella).
el amor de una tarde sobre un banco de piedra, sus ojos (los de ella) que se le tatuaron en el alma.
cómo se vería?
el espejo del pasillo, lo enfrentó con un certero desconocimiento: jamás sabrá que éste soy yo.
pocos pasos y el perfume inconfudible, igual al que veinte años atrás lo trastornó.
una mano extendida: mucho gusto, mi nombre es malena.
él sólo pronunció las dos primeras palabras y escondió su nombre.
los años habían calzado en su cuerpo como guante fino, realzando los rasgos, ensanchado lo justo sus caderas, abriendo el escote al abismo.
palpitó.
buscó su abrigo: disculpe malena, pero debo partir.
ella lo observó de punta a punta, incrédula, y asestó: por qué se disculpa si no nos conocemos?
le extiende su mano.
él: hasta pronto.
ella: así será ... odiseo.
"la acarició hasta ver que de sus ojos huía el terror.
la acarió hasta que sus ojos se cerraron."
Milan Kundera, 'la vida está en otra parte'.
ella se mueve a oscuras.
ha puesto el dividí.
le basta tener la imagen de rod stewart y escucharlo.
sí, de los ochenta y qué? apresura a contestar ante las burlas que despierta la elección.
avanza hasta el segundo tema con el control remoto, que aleja para ver las letras diminutas: finalmente, ahi dice menú.
some guys have all the luck
some guys have all the pain
some guys get all the breaks
some guys do nothing but complain.
ella hace el corito, uuuuuuuuuuuu.
mueve sus caderas, los brazos hacia arriba se balancean.
sigue tarareando -el inglés no sienta en su lengua-
a solas.
llena su copa.
a solas, cuando se ve la gota que la colma y aquella que deja el rastro final al quedar vacía.
en los naipes, cambia copa por espada.
y ataca antes de que otro vacile la primera seña.
el paraíso tiene frutos pequeños, semillas, bolitas.
debajo de él poco o nada crece, porque lo que debiera ser alimento, mata.
ellos pintaron el carro ruso de verde noche.
para las ruedas eligieron el rojo y todos los metales negros.
fue un enero caluroso, que se volcó sobre el carro como ellos sobre la ilusión de darle algún sentido, cuando la falta de caballo, detuvo definitivamente su marcha.
llenaron la caja del carro de tierra bien abonada y liviana, mezclada con resaca de rio.
se desgranaba sola.
ella hizo pequeños huecos, -veinte centímetros deben separarse unos de otros, aseguraba- calculando la distancia con la mano.
estiraba los dedos: entre el pulgar y el meñique están los 20.
no me hace falta el metro.
en cada hoyo, plantó una alegría, también roja.
pronto contrastarán con el verde noche, pensó, mientras sacaba con su mano agua del balde, y la esparcía, lenta, humeciendo apenas, la obra recién concluida.
a la sombra del paraíso, las alegrían duraron menos que la ilusión, y se fueron despoblando de flores primero, de hojas después, hasta que la desnudez de los tallos largos y retorcidos, dio fin a la paciencia del espectáculo y ella los arrancó, desmadrando la tierra que quedó poceada.
---------------------------------------------------------------------
todo empezó por la búsqueda de un trozo de mármol blanco, mármol de carrara.
-quiero un blanco definitivo, nada de vetas grises.
como la mesada de la casa paterna: ancha, aspera por los rastros que dejaba la cuchilla.
-si pegamos dos planchas, parecerá ancho y estas vetitas sólo se ven acerándoles la luz, sentenció el marmolero novato.
-no, no me entiende.
el blanco definitivo no es manchado.
la anchura no puede ser simulada a la vista, sino real.
yo quiero poder machacar y que no se parta.
------------------------------------------------------------------
entre el carro ruso, que finalmente venció al paraíso -dicen que un rayo lo fulminó- y el mármol blanco, está la imagen de un adán arrepentido.
dicen también que a él lo expulsaron de otro paraíso, (manzana mata a primer hombre), y desde entonces debió padecer los avatares de la vida.
hizo bien, adán, después de todo.
la única razón que da valor al mármol blanco, a la anchura, al fin del traqueteo del carro, al verde noche desteñido, a las alegrías sepultadas bajo las bolitas del paraíso, es que éste nos fue negado.
y así, sin el paraíso quemado por el rayo y sin el otro, del que adán saltó para no volver, transcurrimos la vida, con el señal de la limitación.
con mi mano, entre pulgar y meñique, mido los 20 centímetros -centímetro más, centímetro menos.
no hay duraciones exactas ni paraísos por ganar.
de regreso al carro, ella sembró aromáticas.
repitió el rito del riego.
se sentó sobre una lomita y lo miró.
debe haber tenido la felicidad de eva al dar el primer mordisco.
dicen que todavía se siente perfume a tomillo, al pasar cerca del carro.
y ella, cuando vuelve a medir 20, se le llena de romero el recuerdo.
ser cortés exige el mismo esfuerzo que no serlo.
piropear es un acto de fe, una muestra de buen vivir y de gentileza.
en respuesta al señor taxista de esta tarde, que con gesto recio y galante, no sólo me abrió la puerta para que subiera (sorpresa inicial), sino que además agregó:
"cuando sus ojos se cierran, buenos aires queda a oscuras."
se merece este post y mucho más.