tomar o dejar.
también elijo esta película, porque me gusta, aunque me pierda un poco de tristeza.
genoveva ya alcanzó los dos.
dice que se llama pinina (más sencillo) y yo soy la mamina.
sus palabras juntas son justas, pocas, sólo que no pronuncia la c.
entonces, casa es tasa, y de intereses, ni habla.
se come alguna letra (como la mamá), y, sin que se le suba un grado, lanza el puta mae cuando la reprendo.
entonces repito el reto para que haga el rewind y le doy play varias veces.
ella "tuenta" hasta veinte: la edad que para algunos resulta ser la panacea, a punto de querer dejar detenido allí el reloj.
hay otros más osados que llegan a plantear algún trueque que les parece interesante y que no comprendo aún: una de 40 x 2 de 20.
y bueno, si los hace felices.
a pinina le gusta el dancing, como a la mamma.
y madonna nos demuestra que no todo pasado fue mejor.
a mover, chicas, a mover, que estamos a tiempo y es hora de hacer la coreo.
eso sí, pónganos luces de colores, de todos los colores y que giren, porque dany así lo pide, y yo ordeno. (me ensañaron que la que paga, puede exigir).
dicen que se viene el gris, pero si me dan a elegir, yo me inclino por el negro.
nada de medias tintas.
como hace un añito atrás, las damas reciclen vestidores. para ser consecuente: black label
se encontraron antes del pasaje.
pero al llegar a éste, todo fue un pasaje, con destino sin escala, al banco.
el resto, fueron puras imaginerías.
de esas que saben a menta y cambian la cara.
"Ríos por demás crecidos, un verano inesperado, y esa carga tan singular: así podrían resumirse, con la perspectiva del tiempo y la distancia, para explicar la dificultad paradójica de avanzar en lo llano, nuestras cien leguas de vicisitudes." (Juan José Saer, Las nubes)
cuándo empezó a sentir temor?
no lo sé.
la oscuridad le despertaba miedo?
no, yo podía ver a través de ella.
y la claridad?
...
dejó caer el peso de su cuerpo sobre la pierna derecha doblando la rodilla hasta tocar el piso.
noble, inclinó su cabeza: la resignación se imponía a la sumisión.
se sentó lejos de todos, al final de una fila de bancos de madera dispuestos prolijamente paralelos entre sí y transversales al cristo crucificado.
a distancia, observó el rostro de su madre.
ella se ubicó ocultándose detrás de una columna: con un pañuelo recorría con insistencia el camino que separaba sus ojos del interior del puño izquierdo de su saco de lana negro.
ella no lo vio ni siquiera podía imaginar su presencia.
en el parlante suspendido en el ala derecha resuena la imploración: roguemos por el eterno descanso del alma de nuestro hermano laertes.
ella parece sumergirse en el recuerdo al sentir el nombre, un lugar al que nadie tiene acceso.
odiseo la observa y sólo piensa en quitarle el dolor.
ella ignora la intención y sólo piensa que abandona el territorio imaginario que habitó junto a quien se le ha ido.
lo que equivocadamente guarda como su secreto.
en la pesada puerta de madera de doble hoja que mira a la calle, madre e hijo se cruzarán.
no se dirán nada, no será necesario.
y de eso no se hablará jamás.
notita: a los que sufren con o sin razón, y están solos.