"en el instante en el que Luz Acaso y Álvaro Abril se conocieron, sus vidas se enredaron como dos cordeles dentro de un bolsillo." (Juan José Millás "dos mujeres en praga").
en algún momento él pudo tararear baby I love your way como tabla de salvación de aquello que vivía como el gran naufragio.
cuántas veces podemos naufragar, encallar y volver a empezar?, escribió mateo sobre la hoja en la que pensaba disponerse a dibujar.
"hágame una naturaleza muerta, con manzanas, peras, limones, algunos tomates,` así van con el tapizado, además algo plateadito brillando..."
no lo dejó terminar: comprendo su gusto, (señor mal gusto).
en cuanto pudo, vale decir, estuvo solo, mateo se acercó al atril y a la tela.
con el pincel grueso mezcló colores en la paleta.
hizo un melón partido, jugoso, de color verde blanquecino.
las semillas se desparramaban sobre una mesa de mármol, al lado una cuchilla de mango de madera, un vaso alto y un cuaderno de receta que insinuaba: la siesta del melón.
"1. busque en la frutería un melón de mayor dimensión que el cierre de sus dos manos, juntando dedo gordo y chiquito.
2. acérquelo a su cara.
3. huélalo.
4. presione los extremos y si están levemente blandos y despiden olor dulzón, será el elegido.
5. llegue a su casa -si, usted debe tener jardín o inventárselo-
6. melón y cuchilla en mano, y mesa de marmol amplia en el jardín donde apoyarse, córtelo por la mitad: extremo a extremo; luego en seis gajos.
7. limpie las semillas sobre un diario: déjelas secar, ya las usaremos para la siembra.
8. siéntese al sol, sobre el pasto.
9. coma el melón y viva la vida.
corazón de melón. (10)
a veces está dulce y otras se tritura por dejarlo pasar de punto.
sobre la vereda de la infancia, rosa me hamacaba sobre su falda, mostrándome la luna.
ella era algo de mi vecina -hermana, tía, empleada-
nunca supe bien qué relación tenía como tampoco su edad.
rosa me acunaba en una mecedora de lona.
la vereda era nuestro observatorio celestial.
las 3 marías, la del medio es la mia, me repetía, abrazándome fuerte.
rosa parecía quererme, al acunarme y reirse conmigo.
nunca me dijo que prefiriera a otra estrella que no fuera la del medio.
y aunque así lo hubiera pensado, lo callaba.
rosa era sabia: el amor tiene mentiras que alimentan como el melón a una siesta de otoño, sobre el pasto tierno.
buenas noches.
Escrito por pini a las 22 de Mayo 2006 a las 09:52 PM | TrackBackTengo ganas de volver al hemisferio sur solo por ver constelaciones, me quedaría horas viendo la hebilla del cinturón de Orión.
Comiendo un melón.
:)