12 de Mayo 2006

EL SILENCIO -o llorar para adentro-

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en cada viaje entro en las iglesias.
fotografío las penumbras, las imáenes, los bancos vacíos.
permanezco unos minutos sentada, casi siempre, frente a un cristo crucificado.

el silencio de la iglesia y el abismo entre la ausencia de fe y la imagen, me hacen llorar, con disimulo.

en algún momento creí, y el silencio del crucificado se rompía para darme razones que justificaran no su muerte, sino mi vida y los avatares.

el fin de la creencia es el enfrentamiento con mi propia limitación y levedad.

pero el silencio de las iglesias, aunque arranque lágrimas, me reconforta.

hay otros silencios que son perturbadores.
como cuando uno está frente al analista y no sale nada, y el reloj sigue marcando los minutos, y caen las fichas del taximetro, y uno siente, indefectiblemente que está perdiendo el tiempo, y que pronto llegarà a su fin.
hasta que se rompe -casi siempre al lìmite del final- y sobreviene la pregunta: qué está pasando que debo acallar todo?

y como al mirar el cristo crucificado en el que no creo, se disparan lágrimas y aparecen imágenes y razones que la razón no entiende.

y es que entre silencio y silencio, estamos vivos.
y de vez en cuando hay que llorar, pero que no se note demasiado.

DATO QUE FALTABA SOBRE LA FOTO: la imagen, totalmente movida -me temblaba el pulso por el frío- no es de ninguna iglesia, sino del monte urgull en san sebastián.
allí me quedé un rato detenida, mientras subía corriendo y me apoyé en una rejita.
ví el mármol gastado y me dio paz -al fin y al cabo alguien se acordaba de los ignotos-.
además, desde arriba, me inspiraba un cristo no crucificado, a quien quería llegar para ver el mar tan azul y único desde la màxima altura que podían recorrer mis pies, con la creencia, única creencia, de saber que ese momento no se volvería a repetir.

Escrito por pini a las 12 de Mayo 2006 a las 07:40 AM
Comentarios

Entre silencio y silencio; pero en los silencios también, a veces, se esconden orugas, flores, y Hansel y Gretel

Escrito por santiago a las 13 de Mayo 2006 a las 05:35 AM

Será por eso que me encanta recorrer los pasillos de los viejos conventos y monasterios, aunque tampoco tenga ninguna motivación religiosa para entrar a estos lugares.

Ese silencio que describes , me hace estremecer incluyendo el olfato también, porque algo especial hay en ese aroma a paredes viejas, humedad y encierro. Y yo sé que es una especie de "sacrilegio" pero la verdad las pirámides no me hacen sentir lo mismo.

Que tengas un excelente fin de semana.

Escrito por karina a las 13 de Mayo 2006 a las 05:16 PM

santiago y karina, sus comentarios hacen que haya valido la pena escribir una lìneas.
disculpen hasta los acentos, siempre a la inversa.
escribo en forma tan impensada que ahi va, sin corrección.

gracias por su tiempo

Escrito por pini a las 13 de Mayo 2006 a las 08:36 PM

Uno, con el correr del tiempo fue transformándose en un incrédulo absoluto, mas exactamente en un apostata, como le gustaría decir a mis amigos de la Iglesia; pero hace mucho, mucho que solo voy a Nueva Ámsterdam porque es uno de los pocos lugares en el mundo donde a las tres de la mañana puedo ir a una iglesia, a rezar o no, pero ir, estar.
Gracias Pini.

Escrito por Emiliano a las 17 de Mayo 2006 a las 04:57 AM
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