malena aceptó el desafío: hará de operaria por un día a cambio de información.
de niña ya manejaba con destreza de cirujano todo lo que tuviera filo, atraída por la prohibición materna.
a los ventitrés, pensar en simular ser trabajadora de despostada era sólo eso: un juego con triunfo asegurado.
desafiante se presentó, llenó el formulario -sí, ese del cual hablamos acá y pasó la prueba: adentro malena.
lo que no pudo prever, era la furia que despertaría su maestría con los filos y la insinuación de sus curvas.
contigo no hay abs que responda, malena.
corta el corte parejito.
deja todo bien prolijo.
siente las miradas desconfiadas.
malena sabe que es presa digna de caza.
la tienta la situación.
mira por encima de la mesa.
mira el reflejo en el acero.
mira que te mira sostenidamente.
un golpe seco le vuela el casco, el cuchillo y la conciencia.
malena ve que el juego está detenido.
no la suben a un laviolette, sino a una ranchera blanca que emula una ambulancia.
prueba superada.
Escrito por pini a las 5 de Abril 2006 a las 01:21 AM | TrackBack
Cuida a Malena, no dejes que los envidiosos/as le hagan daño.
-Veo que te gustó el carro de la Stone.-
así es.
algo hay que rescatar de todas las situaciones.
suena lindo el motor cuando ella tira los cambios.
los hace, se hacen automáticamente, vaya a saber.
laviolette hasta el nombre es musical y sensual.