20 de Octubre 2005
INCONCLUSO
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ella elegió cada detalle de la ropa que usaría.
dudó entre el blanco y el negro: el primero la hacía parecer una novia.
se quedó con un traje negro entallado, de tela liviana.
un collar sencillo color ámbar dio varias vueltas en su cuello, y sería su único arreglo.
nada de pendientes (excepto las ideas).
el papel de seda que antes había resguardado al collar, sirvió para cubrir los tallos ariscos de los girasoles recién nacidos, cortados por la mañana, y que llevaría de señuelo.
14 girasoles, pequeñísimos y extraños formando un ramillete desparejo.
los mismos que, horas antes, habían dejado 14 rasguños apenas perceptibles en sus manos.
todavía era temprano.
a medio vestir, con los zapatos de taco esperando al costado de la silla, tecleó su password: tosca todo en minúscula- y empezó a navegar.
una marejada le devolvió la noticia: Eduardo Haro Tecglen se había ido para siempre.
recorrió sus últimos cinco años: había descubierto a Haro Tecglen en El País digital, y se le hizo vicio leer sus artículos.
la admiración tomó las formas que la imaginación quiso darle, y haro tecglen fue para ella un magnífico cuarentón de estatura mediana, castaño, sobrio y más bien callado.
sabía que vivía en parís y eso era un valor agregado, porque también lo hacía caminando por las callecitas enmarañadas de saint germain.
pasado un tiempo, fue el mismo Haro Tecglen quien le volaría de un plumazo la creación adolescente, al hacer referencia a sus actividades periodísticas en años en los que ella ni siquiera estaba en la ilusión de dios.
había caído en la cuenta de que Haro podía ser su abuelo, pero no lo era.
Cincotti cantaba baby i changed the rules, desde la habitación contigua.
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Acomodó el saco del traje, ligeramente lo repasó con sus manos para borrarle las arrugas, se miró al espejo recogiendo parte de su pelo, el corrector sirvió para atemperar los resabios del llanto que le arrancó la partida de Haro, y un labial suave dio brillo al rostro cansado.
14 girasoles en mano, cartera colgada en el brazo izquierdo, se dirigió al lugar.
veinte años no es nada, repetía para adentro.
llegó.
pidió al dueño del lugar que pusiera el ramo de girasoles en agua, menos uno, que ya había usado como señalador de "la misteriosa llama de la reina loana"
Preguntó la hora ella no usaba reloj-. Seguía siendo temprano.
-Una fanta naranja, por favor, fresca y sin hielo.
Veinte años no es nada, y veintipico
Escrito por pini a las 20 de Octubre 2005 a las 12:50 PM | TrackBackquerido ramtia,
gracias por tu comentario.
en realidad el relato empezó sin haro tecglen en el medio.
pero así es la vida.
to be continued, después de veintipico.
veamos si los acertijeros le encuentran la vuelta.
Escrito por pini a las 20 de Octubre 2005 a las 05:18 PMQue bonito. Como me gusta recordar la memoria de ese entrañable señor que abrazo fuertemente al dulce y delicado fascismo durante más de 30 años de su vida, y que luego, cuando cambiaron las tornas, no tuvo problemas para convertirse en un rojo pedante y autoritario en cuanto tuvo ocasión.
Es muy emotivo que esto vaya dedicado a su humilde memoria, y la de tantos y tantos muertos víctimas de los regímenes que el abrazó con fuerza y convicción.
La historia de su vida tiene un cierto paralelismo con la de ese otro gran comunicador y mejor persona llamdo Federico Jimenez Losantos. Vemos una vez más como las gentes de buen corazón e ideas claras no tienen problemas para arrimarse al sol que más calienta y poner a parir a lo que tantos y tantos años consideraban como la verdad absoluta.
La memoria de semejante hijo de la gran puta no merece ser olvidada.
Escrito por Delicatesen a las 25 de Octubre 2005 a las 04:14 PMSer humano es un verbo. Es dinámica. Con equivocaciones y sin ellas, en donde el paradigma es la libertad. Esa libertad genera diversidad y la actitud de consideración hacia la diferencia se llama tolerancia.
No aceptar el pluralismo nos convierte en fascistas. Nos convertimos en lo que criticamos.
Haro Tecglen me ha hecho pensar. Y le estoy agradecido por ello. En estos tiempos de to'efímero es mucho para mi.
Pero no nos vayamos por las ramas que quiero más girasoles (y malvones) en mi vida.
Grande Pini!
delicatessen,
he demorado en contestar tu comentario, ya que no resulta sencilla la tarea.
Te has tomado el trabajo de leer, aún en el disenso, el relato inconcluso, y por ello va mi modesto agradecimiento.
a la protagonista le gustaba leer los artículos de haro tecglen.
no puedo reprimir sus gustos, como tampoco intentar alterar tu enojo.
tal vez en otra oportunidad, ella pueda hacer una elección más cercana a tus afectos; o o no, pero como expresa calamuchita, tolerémosla.
un saludo.
Primero, pedir disculpas por ser tan soez. A veces soy demasiado impulsivo y me convierto en un maleducado.
Segundo daros las gracias por la extrema educación de vuestras respuestas. Puedo decir sin ruborizarme que me habeis dado una lección.
Tercero y último, explicarme un poquito mejor: no me gusta que personas que durante toda su vida no han hecho más que militar y defender en regímenes en los cuales una vida valía menos que un chupa chups, se conviertan ahora en paladines de la verdad y la libertad (Tecglen, Losantos, Aznar...). A esas personas nunca las respetaré, puesto que no me respetaron a mi. Y en el caso de Tecglen, se pasó del blanco al negro. Mejoró sus palabras pero no sus actos. Decir que se es tolerante, y auspiciar regímenes como el de Castro es, sencillamente, ser un mentiroso.
De todos modos, mi preocupación principal era pedir disculpas por mi primer comentario, no entrar en una disertación política que, por otro lado, no nos llevaría a ninguna parte.
Una cosa más, muy bueno el texto. Suave, fluido y sensible. Me gusta.
Escrito por Delicatesen a las 27 de Octubre 2005 a las 08:15 AMGrande Pini¡ dice Calamuchita,
Inmensa¡ gritan veintiseis.
Ahora la prensa se tendrá que leer de otro modo...
Un excelente post, Pini.
Muchos saludos
Escrito por Magda a las 3 de Noviembre 2005 a las 04:26 PMlo mío es tan apurado y al pasar.
gracias.
magda, ya modifiqué tu link.
26, ahora tambièn està bitneriaceo a mi lado.
delicatessen no te disculpes, prefiero que vuelvas, y tal vez podamos compartir algo (al menos queso con oliva y albahaca, y no hablemos de política ni religión, y menos de enfermedades).