mariposa en pekin

STAR TREK Y ROSAS

-Disculpe señora, le puedo robar unas rosas para regalarle a mi maestra, la señorita amalia?

-Hija, si has pedido permiso para el delito, entra en casa, y elige las que quieras en el jardín.

Lo veía inmenso. Eran cuadrados de tierra de dos por dos, separados por cantos rodados. En el medio de los cuadrados, se alzaban los rosales repletos de flores color amarillo, blanco y rosa.
No sabía con cuál quedarme.

Me aturdí y comencé a llorar con las manos cruzadas sobre la cara, por la emoción de la imagen.
Ella -que no pude retener su nombre - me recortó varias de todas, envolviendo los tallos con papel de seda blanco.

El tamaño del ramo tapaba la mitad de mi altura de siete años, y el perfume fue quedando a pesar del paso de décadas.

Ese perfume fue el que sentí, entonces, cuando un dolor tan grande como el ramo me abrazó con pasión, hasta desplomarme.
Entró, me cruzó de punta a punta y en la mitad de mi cara, ahi, justito ahi, plantó bandera.

-Tomá nena,tomá, escupió la serpiente asquerosa.

-Ajá, desgraciada, que de nena no me queda más que el perfume de unas rosas de robo consentido.

No me miré al espejo, porque soy de la idea de que me veré Sharon Stone, y listo.

El resto que se sobreponga a la decepción.

-Sharon te llevaremos a una resonancia. Sos claustrofóbica?

A esa altura sólo quedaban unas hilachas de la Sharon mezcladas con sangre vulcana.
Verdad, verdad: una vulcana perfecta.

-Viajaré a las estrellas. Aprónteme la Enterprise, doctor, le contesté.
El me miró y deduje por la “nada” en su rostro que nos separaban gustos y años.

trrrrrrrrrrrrrnn,,,shhhhhhhhhhhhhhhhh,pumpumpum.
trrrrrrrrrrrrrrrrrrnnnnnnnnnnnnn,pumpum.
trintrintrin, pimpim.

El viaje tiene sus sonidos raros.
Al salir de la nave le dije al conductor -que de Capitan Kirk no tenía ni rastro-:
-Querido, la próxima vez me afinás un poquito los motores!, con la ilusión de que no fuera necesaria una próxima vez.

Unas horas más tarden confirmaban que la sharon estaba de maravillas.

Mañana me voy a comprar un ramo de rosas enormes, para mi, sólo para mi, para estrujarlas, cortarles los pétalos, comérmelos, tirarlos por la calle más linda de buenos aires, acariciarme la cara, darme el gusto, ser señorita y alumna al mismo tiempo, ponerme una en el escote y que sugiera, sentarme a tomar un café con el ramo al costado, guardar una dentro de un libro, y acordarme de todos, todos y cada uno, a los que quiero con locura y ternura, que en cada paso por la nave abracé, subida al trnnnnnnnn para que no me dejaran sola y no fuera nada.

Buenas noches, he vuelto a casa, desde las estrellas.

Escrito por pini a las 27 de Mayo 2004 a las 12:52 AM | TrackBack